JAPÓN.

LOS japoneses tienen la civilización más adelantada de todas las naciones del suelo asiático. Verdaderamente en algunos sensidos están más adelantados aún que los más orgullosos paises occidentales. Pero en muchas otras cosas están ridículamente atrasados. Siguen aferrados a las antiguas formas de gobierno, y el Mikado es un autócrata absoluto casi con derecho de vida y muerte sobre sus súbditos.
    Los juegos de mano constituyen una de las bellas artes en el Japón. Al lado de un jugador de manos japonés todos los de otros paises son unos chambones sin arte. Para alcanzar tal destreza, bien puede presumirse que el hechicero ha sido educado desde su más temprana niñez. En realidad los jugadores de mano forman en cierto modo una casta, así es que el niño empieza con los rasgos hereditarios de sus antepasados en la misma linea.
    De los acróbatas japoneses, que son también sobresalientes, se puede decir lo mismo con mucha razón. Apenas puede uno creer que el cuerpo humano se adapte a tales sinuosidades.
    Las festividades japonesas tienen lugar con frecuencia. Las fiestas principales se celebran después de anochecido; entonces hacen fuegos de artificio y cuelgan faroles.
    Las danzas a que se entregan en estas ocasiones son sumamente pintorescas. Al pasar las figuras de la luz a la obscuridad y vice-versa forman escenas que jamás pueden olvidarse.
    Los luchadores japoneses gozan de fama universal y sus contiendas envuelven grandísima habilidad.